«Aliade” es un término despectivo que usan los antifeministas y otros extremistas para referirse a hombres que fingen ser feministas para ganarse el favor de las mujeres. Se considera que estos hombres son “beta” en lugar de los llamados machos “alfa” 1.
Esto se basa en la concepción de que existen varios tipos de masculinidad. Por un lado, se habla de los Machos Alfas, que son aquellos a los que asociamos con el estereotipo del hombre líder y exitoso, generalmente un hombre de acción, rudo, que no muestra sus sentimientos y que prácticamente ignora a las mujeres, aunque estas compitan por estar con ellos. Tenemos ejemplos de personajes de ficción como James Bond 007, Han Solo, Indiana Jones o Tony Stark (Ironman) como máximos ejemplos de este estereotipo.
Los Machos Alfa se consideran lobos protectores de la manada, que incluye a sus parejas, amigos y comunidad. Suelen mostrar comportamientos abusivos, adicción a sustancias, narcisismo y ser padres ausentes, justificando estos defectos como parte integral de su forma de ser o consecuencia de sus obligaciones como protectores y proveedores.
Los competidores de estos supuestos Machos Alfa son aquellos a quienes ellos llaman hombres beta, que en general podríamos definir como sensibles, considerados, confiables, en contacto con sus sentimientos, que comparten las ideas de igualdad de género y son simpatizantes del feminismo.
Este comportamiento no es comprendido por los aspirantes a Machos Alfa, ya que lo consideran una estrategia de estos hombres para engañar a las mujeres al dejarse someter por ellas. Lo ven como una debilidad y una traición al género masculino, y los llaman despectivamente «Aliades,» haciendo referencia irónica al lenguaje inclusivo.
En esta ideología, los Machos Beta son vistos como segundones que persiguen las sobras de los Machos Alfa, especialmente en lo que respecta a sus parejas. Luego existen otras categorías menores de masculinidades, seguidores, aprendices, esclavos o inútiles sin valor por lo que no son una amenaza para los Alfa.
Este es una concepción estereotipada y simplista de la masculinidad que ha sido promovida en ciertos círculos, pero es importante enfatizar que estas categorías, como «machos alfa» y «machos beta,» no tienen fundamento científico y no representan adecuadamente la diversidad y complejidad de la identidad masculina. Además, estas descripciones pueden ser perjudiciales ya que perpetúan estereotipos dañinos y nociones limitantes de lo que significa ser un hombre.
Es importante entender que la masculinidad no se puede reducir a un conjunto fijo de características o comportamientos. Los hombres, al igual que las mujeres, son individuos únicos con una amplia variedad de personalidades, valores y formas de interactuar con el mundo. La idea de que los «machos alfa» son rudos, insensibles y dominantes, mientras que los «machos beta» son sensibles y sumisos, es una simplificación excesiva y perjudicial.
Además, categorizar a los hombres de esta manera puede llevar a la polarización y la hostilidad entre los géneros, en lugar de promover relaciones saludables y equitativas. La igualdad de género y el feminismo no deben verse como una amenaza a la masculinidad, sino como movimientos que buscan la igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas, independientemente de su género.
En última instancia, es importante desafiar estos estereotipos de género y reconocer la diversidad y la individualidad de las personas. Las expectativas y normas de género rígidas pueden ser perjudiciales para la salud mental y emocional de las personas, y es fundamental promover una comprensión más inclusiva y respetuosa de la masculinidad y la feminidad.